Concéntrico

Estas son las etapas del largo pero paciente ciclo que la vid sigue para alcanzar su estado más productivo: la uva. Es ese proceso lento, ansioso, impresionante y satisfactorio que da forma a la esencia misma de la uva, partiendo desde las raíces, abrazando la tierra y ascendiendo hacia el cielo.

Nosotras las personas, en calidad de espectadoras, estamos acostumbradas a ver este proceso sobre tierra y sobre la naturaleza, como superiores, en desconexión total con la misma y todo el proceso que conlleva. Lo que propone nuestra arquitectura es volver a conectar con la naturaleza mediante una experiencia desde adentro y en dirección al cielo, tal y como lo es la vid.

Como sistema de conducción para este fin, planteamos como primer paso, un viaje que comienza descendiendo hacia las raíces, el fundamento de la vid. Para posteriormente, este empezar a ascender, como siguiendo el proceso vegetativo de la vid. Hasta, finalmente, emerger a la superficie. Como segundo paso, se plantea la estructura, una suerte de encofrado que se va a conectar con la tierra. Como tercer paso, y para enfocar al usuario de lleno en este viaje, utilizamos los paneles como visores que enmarcan vistas específicas para resaltar el proceso de la vid. Finalmente, esta nueva estructura pretende funcionar de manera modular, aprovechando sus partes para elementos como mobiliarios, que resaltan y complementan la experiencia.

De esta manera, buscamos lograr que el usuario se sienta inmerso en todo lo que conlleva el proceso de obtener la uva. Desde entender la tierra, sus nutrientes, el agua, las raíces hasta la misma degustación del producto final, el vino. A través de nuestra arquitectura buscamos recordar que somos parte de la naturaleza, no somos entes diferentes ni superiores, sino componentes intrínsecos.