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Martes de Mierda - Luigi Stornaiolo

Lugar: Quito-Ecuador

Fecha: Julio 2016

Invitado: Luigi Storniolo

Cronista: Santiago Granda

Fotografìa: Lorena Darquea 

Lugar: Sirka Arts&Beer

"Una mierda de martes… no, no tanto Llego tarde, con corbata y ridículo como indica el protocolo. Entro en una casa viejita sobre la Junín y encuentro de primera a una veintena de tipos con trajes raros alrededor de un abuelo desparramado, con cigarro y vaso en la misma mano. Aquí mismo es. Están tarde también. El martes de mierda es esa honorable institución donde te encuentras a tus amigos de traje con camiseta vieja y a los jipis con el terno del colegio y la camisa que les regalo mamá en navidad. Donde te reúnes a verte mal sin miedo, a gritar los sinsentidos, a quitarte la vergüenza que se debe sobrellevar en la vida de los días sin mierda, los días normales. En estos martes escarbas respuestas en unas copas y en alguna víctima que se sienta en una silla y se deja abrir y estudiar el interior, juega a ser el clásico sapo de disección escolar.

La víctima de hoy es el abuelo desparramado y se llama Luigi Stornaiolo. Viste viejo, varios tonos ocre con zapato de cuero falso que algún día debió ser negro. La barba desordenada es gris, larga como el cabello y utilísima para limpiar los rezagos del zhumir canuto en el borde de la botella. Con postura curva y medio cuerpo, el Luigi comparte el canuto con unos tipos a su derecha, y las yemas con las rodillas de la guagua de turno a su izquierda.

 

Tipo hábil. Habla bajo, íntimamente, fuma hondo y bebe bien. Se ríe con soltura, en confianza, seguramente ya tuvo mucha mierda muchos martes y este es uno más. Comienza el circo, el interrogatorio y el silencio de entierro. Le sueltan preguntas de su pasado, de arte, de mujeres, de drogas, de amor. Surtido selecto. Hay un par de admiradores emocionados, estudiosos tembleques con preguntas tipo tesis.

 

Todos queremos llegar al fondo del fondo, a la inspiración de los cuadros mitad infierno-mitad quito, a la razón de las figuras informes, al misterio de la reivindicación de la mano izquierda. Luigi Stornaiolo contesta y no contesta. Tiene cara de acorralado con traguito en mano y un micrófono que vuela buscándole la boca. Las respuestas que da son sentencias cordiales escondidas en charla coloquial. Me da la sensación de que le aplastamos y me hago un poquito más atrás con mi silla.

 

Es un honor estar aquí, muchas gracias pero, ¿qué más se puede decir? La conversación termina siendo un monólogo cortado. Breves pensamientos saltados. Parece que estuviera hablando consigo mismo, ensimismado, personal, abstraído. Vuelve a fumar, vuelve a beber, regala otra frase corta y repite el ciclo. Yo fingía ser pintor…el futbol es falso como el amor…no te metas contigo mismo que eres el peor…toda muerte es un suicidio… Enfrente, la veintena de tipos intentan descifrar la cátedra con cara de perdidos. Al parecer, ninguno está tan lúcido como para seguirle el hilo al artista. ¿?.

 

Como sea, el tiempo pasa. El circo para y se decide comenzar la tertulia informal. El Luigi respira humo, aliviado. Yo saludo a unos panas con cerveza en mano y me ven confundidos. Otros tienen cara incrédula, la cara que debe tener una beata si el cura de la parroquia le coquetea, cara de no saber qué hacer. Es un martes raro. Nadie entiende nada. Los tragos crecen y me doy otra vuelta por donde el buen Luigi a ver qué pasaba; seguía en un monólogo cortado, con la misma sonrisa, con las yemas compartidas y con menos censura en la jerga. Me río y me levanto de mi silla en busca de otra charla en otro grupo.

 

Cuando estoy a punto de partir y los asalariados ya fueron a casa, un esmirriado se acerca y me dice: ¿Ve, si el man está en la verga, qué vamos a hacer nosotros? Me quedo callado. Yo tampoco sé."

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